Estoy en el parque. Decido meditar. Mi mente está un poco más limpia que días atrás. Invoco de nuevo a los ángeles sanadores. También invoco a los espíritus del bien, al arcángel Zadkiel con su llama violeta, a mis guías, a mi alma gemela, a sus guías y a mi Ser.
Les pido que continúen con el trabajo de ayer, que me liberen de la ansiedad y del nerviosismo que acechan de nuevo. Me dicen que van a sanar cualquier dolor que haya en mi corazón acumulado de estos años atrás. Veo una especie de puntas negras, como si fuesen las puntas de unas plumas. Están clavadas en mi corazón. Ellos me las están quitando de una en una. Dicen que quieren dejar todo mi corazón limpio, sanado, para que me pueda reconectar con mi Ser y para que cuando venga mi alma gemela, yo esté limpia para él.
Me piden que esta tarde vuelva a invocarles en mi rato de descanso. Dicen que ellos seguirán trabajando conmigo mientras yo hago mis actividades cotidianas, pero que aún así, los vuelva a invocar en mi momento de relax.
Aura
24-4-11
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